Los bebedores de esencias

«La mente del hombre se levanta sobre un laberinto de muros, pozos, barreras y puertas, para cuyos cerrojos no existen otras llaves distintas de la razón y la lógica. Las religiones pintan sobre esas paredes paisajes celestiales y caminos que se pierden en el horizonte, y sin embargo no dejan de ser más que falsos retratos que disimulan obstáculos insalvables.

Es en los sueños cuando la mente relaja sus defensas y los muros se tornan viscosos; cuando los cerrojos se deshacen en cenizas y los pozos llenan su vacío con los escombros de los recuerdos. Es ahí donde los Dioses Verdaderos liberan sus huestes de aberraciones sedientas: donde las almas se vuelven débiles y los bebedores de esencias sacian sus oscuros apetitos».

—Extracto de la Clave Menor de Salomón o Lemegetón, del capítulo que versa sobre los Bebedores de Esencias y otras Abominaciones Oníricas.

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