
Imagen original de https://samize.deviantart.com/
Lo que unos llaman abominaciones, otros lo llamamos obras maestras.
Cuando consigues sumar la constancia de los eones a la sabiduría del universo primordial, y le añades todo el poder de la naturaleza más salvaje, tan sólo queda implorar a los Dioses Verdaderos para que viertan la Gracia de sus antojos sobre tu creación. Es ahí, en ese justo momento, cuando las cien vidas de estudio se vuelven fructuosas; cuando los sacrificios pasados se tornan en gloria; cuando el sufrimiento demuda hacia la satisfacción. Es cuando tu ansiado retoño emerge de las profundidades más oscuras hacia el cielo infinito para colmarte de orgullo y de gozos; cuando sus actos no pueden hacer otra cosa que purgar la faz de la tierra de todo lo inmundo, y devolverle la gloria de las eras pretéritas.
Lo que unos llaman abominaciones, otros lo llamamos obras maestras.