
«Las labores en los reinos de Yghaygha son tan productivas como eternas resultan sus jornadas. Los infatigables artesanos delegan en sus vasallos más infames la recogida de los materiales con los que dar forma a sus sueños más indescriptibles. Y es que el hombre puede creer esos sueños como representaciones grotescas de los espantos más primitivos, cuando la realidad es que en los dominios del Devorador de Estrellas no ha lugar para la consternación: sólo existe la belleza; una belleza forjada sobre columnas de huesos amalgamadas con el dolor de las almas que los poseían. Incluso el más loable de los siervos es tornado en producto si la calidad de su ofrenda no es del gusto del maestro escultor; en los reinos de Yghaygha no hay desecho, no hay despojo, no hay residuo: sólo materia prima».
—Sobre el reino de Yghaygha.
4º volumen de los Tomos de Laorn, sitos en las Bibliotecas de Ónice de Celephaïs.